LA FUENTECILLA
Mi querida Fuentecilla,
nuestra fuente de Rivilla,
donde el agua cristalina
en otros tiempos corría.
Se llenaban los pilones
donde las mozas lavaban.
Agua, sol y buen jabón;
las ropas limpias quedaban.
¿Cuántas tertulias, chistes
y chascarillos
han escuchado tus muros.
Tus caños y se han secado,
pero aún te coronan
frondosos árboles
que como fieles centinelas
siguen dando fresca sombra
que nos ofrecen gustosos.
Ellos no quieren caer en el olvido.
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