QUERIDO ÁRBOL
Arbol hermano y amigo,
cómo te quiero y admiro.
Te observé en invierno
desnudo y desvalido.
No te quejabas
a pesar de ser azotado por vientos y frío.
Has recibido el agua de la lluvia,
que tus secas raíces con tanta sed bebían.
Llegó la primavera.
El sol te acaricia.
El viento mece tus ramas,
que van creciendo cuajadas de tiernas ,
verdes y acharoladas hojas.
También te cubres de flores.
Llegará otro otoño y retornarás a las soledad,
el frío y el silencio.
Pero ello no te impide vivir gozoso tu presente
y brindarnos tu sombra, tus frutos
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