martes, 15 de febrero de 2011

Cuento: LAS DOS GRANJAS

  los animales de la granja del Señor Blas estaban muy cuidados, su comida era abundante y  los gallineros, pocilgas y cuadras siempre estaban muy limpios.
  Por ello esos animales se sentían felices y estaban muy gorditos y lustrosos.
   Los que más mandaban eran el caballo y el gallo; que por cierto eran demasiado orgullosos.
  Separada por una valla había otra granja, la granja del Señor Rufo, pero como este era muy descuidado, los animales de su granja pasaban hambre, y tampoco la limpieza era buena, por lo que dichos animales no estaban nada contentos y además estaban muy delgados y con mal pelaje.
  También allí había un caballo y un gallo que llevaban la voz cantante.
  Un día los caballos de las dos granjas estaban somados por la valla que les separaba y que no era muy alta.
  El caballo de la granja des Señor Rufo le dijo a la del Señor Blas.
  -Me gustaría que me dejases pasar a tu graja y que llevo unos días sin comer y veo desde aquí que a tí te sobra comida.
 -El gallo que estaba subido a la valla -también asintió.
 -A mi me ocurre lo mismo: Me encantaría pasar algún ratito con el gallo de enfrente.
  El caballo de la granja del Señor Blas respondió:
  -Ni lo sueñes. Ni a mí, ni a mi amigo el gallo nos gusta tratar con amigos de tan mala pinta, por lo que no queremos veros cerca de nosotros.
  En un monte cercano vivía una familia de zorros.
 Un día los zorros decidieron ir a comer galllinas y conejos a una de aquellas granjas ,y una vez oteadas las dos decidieron darse el festín en la granja del Señor Blas ya que los animales estarían mas sabrosos por estar mejor alimentados.
 Cuando los zorros empezaron a comerse las primeras gallinas y conejos el caballo delgado y lo mismo el gallo que sintieron el alvoroto saltaron raudos la valla para ayudar a sus vecinos.
 Los zorros huyeron despavoridos sin haber terminado la faena prevista.
 Al día siguiente el caballo del Seños Blas se asomó a la valla y le dió las gracias al su caballo vecino por su gran ayuda y le pidió disculpas por haber sido antes tan arrogante invitandole a pasar a su granja cuando quisiese, lo mismo hizo el gallo con su gallo vecino.
 Desde entonces los animales se hicieron amigos y pasaban muchos ratos juntos compartiendo su comida.
 

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